lunes, 22 de abril de 2013

Historias bajo mi ventana

4:46 h. de un sábado cualquiera. En pleno sueño oigo gritos de varias personas, entonces me despierto y me asomo por la ventana. Aún con las legañas dificultándome la visión, siete chicos están moliendo a patadas a uno solo. En ese momento un chico se coloca delante a modo de escudo, el chico apalizado se levanta, y sorprendentemente me fijo que es el doble de grande que los otros siete, pero que más da tu tamaño si te están dando patadas siete bestias. Cuatro de ellos se marchan y los otros tres se quedan dando vueltas por si pueden seguir pateando. Al cabo de media hora todos se marchan, y el chico-escudo acompaña al otro hasta que llega un taxi.


5:23 h. sábado de la siguiente semana. En mi sueño oigo la voz de uno de los chicos que pateaba al grandullón, me despierto y al asomarme veo a una chica echándole la bronca a un chico porque ella era la hermana del grandullón apalizado, le dice cosas como que ella no le tiene miedo, que tiene 24 años y que dos de ellos los pasó en un reformatorio, el chico le dice que él es un hombre y que sólo pega a hombres. En ese momento llega una chica que me suena mucho, lleva una chupa de cuero, pantalones y zapatos de tacón,va zigzagueando debido a la borrachera que lleva, va acompañada de dos chicas, una con un vestido negro y la otra con una camisa muy sugerente y una falda blanca con rayas negras. Las tres chicas pasan por delante de estos dos y mediante gritos y demás improperios echan a la pareja del lugar. La chica que conozco y sus dos amigas se marchan, por fin un poco de paz. Lo que no comprendo de estas cosas es que, ¿cómo teniendo toda una calle para pararse a discutir o darse patadas, lo hagan precisamente bajo mi ventana?.