Andaba yo tan distraído por la calle admirando lo que me
rodeaba para ver si captaba algo de interés en una fotografía, cuando en un
edificio abandonado me percaté de que entre la maleza y mala hierba, había una
perrita dando de amamantar a sus cachorros. No perdí a oportunidad de fotografiar
ese momento.
Me quedé un rato
observando ese momento de paz. En ese instante un hombre al que no conocía de
nada se para a mi lado para ver qué es lo que llamaba mi atención. Cuando lo
descubrió, puso cara de asco y dijo en voz alta cómo esos cachorros podían
alimentarse de una leche que provenía de un animal, y se marchó alzando el puño
al aire gritando ¡Go Vegans!
Me quedé estupefacto
ante tal comportamiento. Cuando giré la cabeza para contemplar de nuevo la
escena, otro señor se había parado a mi lado. Escudriñando la zona, advirtió
también a los animales. Su rostro se contrajo poniéndose rojo y gritó: “Es que
no hay vergüenza en este país, cómo se le ocurre a esa perra dar pecho a todos
esos cachorros, ¿así? ¿Delante de todos? Si encuentro al dueño lo denunciaré
por escándalo público”
Y así siguió gritando
hasta que lo perdí de vista. Guardé mi cámara en la mochila y decidí dejar ya a
esa perrita y sus cachorros, antes de que viniera otro loco a expresar sus
pensamientos.