lunes, 27 de agosto de 2012

Divina con tacones


No estoy muy acostumbrada a llevar tacones, pero como soy tan divina no solo llevo tacones para ir de fiesta, sino que también uso unos zapatos con dos tallas menos. Voy por la calle con mis colegas, me tambaleo, mi cubata intenta salirse por los bordes pero yo no le dejo. Odio las aceras especiales para ciegos, hacen que pierda el equilibrio y me hacen mucho daño la espalda, y si no fuera porque ahora voy “pedo” estaría agachada jugando al Lego con estas aceras. Camino mientras me preparo mi tercera cubata por una acera muy estrecha, entonces de frente me viene un pive que va totalmente maqueado, el muy desgraciado no se aparta y soy yo, la gran divina, la que tiene que bajarse de la acera para pasar. Con rabia porque en el proceso de bajarme se me cae el cubata, grito al chico algún improperio que ahora no recuerdo, y al girarse le tiro mi zapato derecho, haciendo impacto en toda la frente con mi tacón. El muchacho cae al suelo inconsciente y yo, toda divina, me dirijo a los locales más frecuentados con mis colegas, al paso cojo de llevar un zapato.

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