lunes, 8 de octubre de 2012

Camisas y mujeres


La conocí en un chat, y llevamos cinco meses conociéndonos. Vive en la misma ciudad que yo, pero debido a sus anteriores experiencias no quiso quedar antes. Entre ruegos, súplicas y promesas de amor consigo la primera cita. Quedamos en la terraza de un bar muy conocido, entonces la veo sentada esperándome, es guapísima como en las fotos, de tez clara, algunas pecas, cabello rojo igual al fuego. Empiezo a notar mucho calor, sólo a mí se me ocurre venir de negro al sol del mediodía y con un calor asfixiante, ella me ve y me saluda eufórica, con el calor me voy desabrochando los botones de la camisa y de repente el rostro de felicidad que tenía ella hace un momento cambia a puro pánico incontrolable. Corro a asistirla pero ella va golpeándome y con ojos llenos de terror va gritándome que me aleje, los asistentes no dan crédito a la escena y mientras un camarero la atiende yo hago mutis por el foro. Días más tarde una pareja de policía nacional me busca en el trabajo y me llevan detenido por agresión y violación. La chica con la que había quedado me había denunciado. A partir de aquí todo en mi vida ya es cuesta abajo. Juzgados, abogados, juicios, pruebas, testigos…al final la justicia le da a ella la razón y a mí me caen veinte años de cárcel. Años más tarde recibo la visita de la mejor amiga de la chica pelirroja con la que había quedado, ésta me confesó que si ella se había comportado así era por desabrocharme la camisa de la misma manera que hacía su padre cuando era niña y que le hacía cosas indescriptibles. Me pide perdón en nombre de su amiga y se marcha.

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