lunes, 23 de febrero de 2015

Peticiones

Aquella noche bailaba con mi chica en aquel local tan famoso situado en el centro de la ciudad, la pista era para nosotros mientras la música fluía en nuestros cuerpos. Más gente se iba añadiendo, completando así el lugar, donde las copas caían y el sabor del alcohol se perdía en el aire.
 El DJ de esa noche, de complexión delgada y abundante barba, fue de pronto acosado por la muchedumbre al pedir temas que hicieran mover sus espasmosos cuerpos, unos pedían “Unchi-unchi”, otros pedían “metal”, y varios pedían BSOs. Ante tal avalancha, el DJ fue poniendo las peticiones de su público, y cuando sonaba sólo bailaban aquéllos cuya música habían pedido, mientras que el resto permanecía parados o hablando entre ellos. El DJ que no soportaba más el comportamiento de la gente, sacó un látigo de nueve colas fustigándolos a todos mientras decía: “Bailad ahora, al son de mi látigo.”
 Ante tanta violencia musical, salí al patio con mi pareja, al llegar ya había dos señoras que se mostraban muy molestas por la música que pinchaba el DJ, una de ellas me preguntó qué música estaba sonando ahora, y con el móvil les mostré un vídeo de una chica pálida y un tipo casi sin dientes que cantaban y bailaban de modo raro. Fue en ese momento cuando el DJ salió al patio con su látigo, castigándonos a bailar al son de sus silbidos mientras nos fustigaba. 

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