A mitad de camino paramos en un 24 horas, y mi amigo me
regala un mechero nuevo, yo acababa de perder el mío y eso significaba dos
cosas: 1. Que no volvería a tener un mechero hasta que alguien me regalase otro,
y 2. Que al faltarme uno seguramente una chica me pediría fuego, y al no tener
me diría: “lástima, me ponen los bajitos rechonchos”, y se iría con otro. Llegamos
al bar donde se está haciendo un espectáculo de magia, en uno de los números me
toma a mí de voluntario y me hace desaparecer el mechero nuevo, todos aplauden.
En ese momento se me acerca una pelirroja y me pide fuego, le digo que el mago
me lo ha hecho desaparecer y me dice: “Es una pena, porque llevo un rato mirándote
pero ya no me pones, chao”. Veo cómo la pelirroja se marcha y le pide fuego a
otro y de cómo se van juntos, en ese momento, lleno de ira, cojo al mago y le
hago mi truco de teletransportación desde el escenario hasta el hospital más
cercano.
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