Noche de sábado improvisado, un cumpleaños al aire libre con
tarta y demás pasteles, y girando alrededor nuestro, un pive que nos va dando
vasos de plástico porque fuera del perímetro del bar no nos deja beber en
cristal. Unos vinos tomados con prisa sin posibilidad de girar la copa y
contemplar el fuego de la chimenea. Anécdotas de mermeladas de frambuesa
kamikazes que crean un nuevo tipo de arte conceptual llamado “Arte Accidental”.
Mujeres que orinan de pie al tiempo que opinan que una cesárea es un parto
antinatural.
Durante la noche
suceden un millón de cosas, entre ellas una foto entre un “Fan Letal” y un millón
de granos de café azules. El patio es para conspirar y elaborar planes, y por
qué no…también para hacer sentadas y jugar al conejo de la suerte haciéndome revivir recuerdos amargos de colegio. A mitad de la noche a mi amiga le roban
su bolso en el bar sin que nos diéramos cuenta. Salimos y vemos a tiempo quien
lo tiene, mi amiga está tan indignada que a pesar de llevar puesto sus zapatos
de tacón fino le da alcance al ladrón, le quita el bolso y le empieza a dar
golpes con éste al ladrón hasta que llega la policía.
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