lunes, 30 de diciembre de 2013

28 de diciembre


Entre copas, picoteos y alegría por el cumpleaños de su mejor amiga, ella también se había emborrachado sobremanera. Bailaba como una posesa, se hacía fotos con rockeras travestis, y no dejaba en paz al fotógrafo para que sólo le hicieran fotos a ella y a su amiga cumpleañera.

Durante una hora o más, la chica pelirroja y borracha desaparece, y cuando vuelve hacer acto de presencia, enseña a sus amigos su nuevo tatu de broma. Es una calavera de una persona y un escorpión anda sobre esta. La chica decide gastar una broma a su jefe, que éste odia que sus empleados tengan tatuajes que sean visibles en sus puestos de trabajo. Se hace una foto con el móvil y se lo envía junto con un texto relatándole la nueva adquisición.

No se hizo esperar la respuesta de su jefe, éste le decía que se le abrieron los ojos como platos, y que más le valía que fuera un tatuaje de henna, que como fuera de verdad, la tendría que despedir.

 El lunes siguiente llegó al trabajo aún con el tatuaje puesto, pues quería seguir con la broma. Después de exhibirlo delante de sus compañeros y del jefe, decidió que ya era hora de quitarse el tatuaje, bajó a los baños a limpiarse, y se llevó una sorpresa cuando veía que no desaparecía, comenzó a frotarse con desesperación hasta que se le puso el cuello rojo y el dibujo aún permanecía en el mismo sitio, inmutable. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario