Me despierto y no veo tu rostro a mi lado, te veo de pie frente al armario, cogiendo tus cosas y poniéndolas en una maleta. Me incorporo mirando incrédulo lo que estás haciendo. Haces que no me ves y sigues recogiendo tus cosas con lágrimas en tus ojos. Te pregunto qué pasa, por qué te marchas. Pero tú sigues recogiendo sin contestarme.
Te marchas, y yo sigo en la cama, abrazando a tu hermana que aún duerme como un lirón.
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