lunes, 16 de septiembre de 2013

Mecheros y rubias

Aquella tarde me dirigía a una casa situada en el campo, tenía un trabajo fotográfico que hacer allí. De alguna manera mientras fotografiaba aquel lugar, perdí mi mechero al que tanto cariño le tenía por todas las aventuras que habíamos pasado juntos, encendiendo cigarros a pelirrojas. No me había dado cuenta hasta la noche, cuando precisamente una pelirroja me estaba pidiendo fuego, entonces caí en desgracia, no solamente por haberme perdido un ligue, sino también por la depresión de haber perdido algo tan valioso, un regalo de un amigo y que había pasado una historia con un mago.

 Al día siguiente decido llamar al tipo que me contrató para que me abriera la casa que fotografié. Aceptó de buen grado, después de contarle lo valioso que era aquel mechero para mí.

 Empiezo a buscar, voy por todos los lados en los que he caminado el día anterior, no lo encuentro. Me empiezo a desesperar, pero la búsqueda es en vano, no doy con ella. El tipo que me dejó entrar en la casa me espera afuera. Al ver que no he conseguido encontrar mi mechero, me invita a unas birras en un bar conocido por sus tapas y su música.

Llegamos al bar, nos tomamos una birras, y hablamos sobre las fotos que saqué a la casa el día anterior. Al rato la camarera, una chica rubia con el pelo recogido, me llama por mi nombre con total confianza, me giro sorprendido por la forma y me dice que ella ya me conoce, que estudiábamos en el mismo instituto. Le pido perdón por no recordarla, entonces me pregunta por qué estoy de bajona. Le cuento toda la historia, entonces ella se empieza a reír, y con dos movimientos rápidos de mano, aparece mi mechero en su mano derecha. Mi compañero y yo nos quedamos atónitos, cojo el mechero, lo inspecciono, tiene las marcas que le había dejado y veo que es el mismo que perdí. Le pregunto a la camarera por su nombre, quería escribir un relato sobre lo sucedido, ella me lo da, pero al salir del bar con dirección a mí casa, una pelirroja me pide fuego, ello provoca que ya no me acuerde del nombre de la camarera.

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