Hoy es nuestro aniversario, y le he comprado a mi novia ése anillo que tanto le gustó cuando la vio.
Primero fuimos al restaurante Apollo, en la que gracias a que tengo una amiga allí me pudo colar una mesa. Mi novia y yo tuvimos una de las mejores veladas, buen ambiente, música en vivo, y para el postre mi regalo. Ella abrió emocionada la pequeña caja, y al abrirlo sus ojos se empañaron en lágrimas, y en broma me dijo que yo era un tonto y que lo que ella quería en verdad era una plancha. Se puso el anillo y me abrazó. En ese momento ella se despegó de mí con brusquedad, parecía desorientada, como si tratara de poner algo en claro. Le pregunté que le pasaba, y ella me dijo que oyó una voz diciendo: “espero que merezca la pena este anillo, me ha costado un huevo”. Me quedé atónito, era justo lo que yo pensaba cuando la abracé.
Días más tarde encontré a mi novia muy desmejorada, no la había visto desde nuestra noche de aniversario en el restaurante, dijo que no podía dormir, que oía “voces”, pero las oía de las personas que estaban cerca de ella, la gente se mostraba simpática con ella y luego en pensamientos eran como apuñaladas en la espalda. Sus vecinos, amigos e incluso familiares, todos la criticaban negativamente y por fuera no eran más que palabras ensayadas. Me dijo que desde que se puso el anillo que le regalé le está pasando esto. Me acerqué a abrazarla, y fue entonces que me rechazó. Dijo que no necesitaba consuelo de alguien que piense que está loca y que necesita ayuda psiquiátrica.
Me marché, no supe más de ella hasta que la policía vino a mi casa preguntando por mi novia, y entonces supe que había muerto. Por lo visto trató de quitarse el anillo cortándose el dedo, pero que había alcanzado una arteria y había perdido mucha sangre antes de pedir ayuda. No encontraron el anillo y no se supo dónde o qué manos acabó.