La pequeña Princesa se encontraba aburrida, no sabía que hacer, pues ya lo había hecho todo y la tarde aún era temprana para ir a acostarse. Ya había jugado con los sirvientes al escondite, jugado al ajedrez con su padre el rey, jugado a las cocinas con su madre la reina, y jugado con sus juguetes en su sala de juegos. Así que la Princesa no sabía qué más hacer.
Entonces entró su amigo el bufón real, y el le mostró otra manera de pasar el tiempo y también divertirse. El bufón condujo a la Princesa hasta la biblioteca real, en el que se almacenaban alrededor de mil libros, la Princesa nunca había estado en ese lugar y se quedó maravillada ante tal cantidad de libros. Desde entonces la pequeña Princesa pasaba todas las tardes leyendo libros, grandes y chicos, los que sólo tenían dibujos o incluso las que tenían palabras que ella no entendía en su totalidad. Y así la pequeña Princesa no se volvió a aburrir, pues ella ya había abierto las puertas de un nuevo mundo con las llaves de su imaginación.
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